Si vas a pedir un aumento, no vayas con ropa de mercadillo. Si vas a hacer deporte, ponte una camiseta con un mensaje inspirador que te de fuerza. Si vas a realizar un examen de matemáticas, asegúrese de no ir en traje de baño. La ropa no sólo influye en el receptor, sino que también incide psicológicamente en nuestra actitud. Puede hacernos rendir más y hacernos sentir más positivos. Karen Pine, profesora de Psicología del Desarrollo en la Universidad de Hertfordshire, ha escrito un libro, ‘MIND WHAT YOU WEAR’ donde explica sus experimentos sobre este interesante mundo de la moda y la mente. La disciplina se denomina psicología de la moda y cada vez hay más estudios que demuestran como influye la ropa en nuestro comportamiento. El experimento consistía en analizar con qué tipo de ropa los estudiantes se sentirían más poderosos y fuertes que los demás. Hicieron el experimento de llevar a clase camisetas de superman y el resultado fue que se sintieron más fuertes tras hacerles un test sobre habilidades deportivas. Concretamente contestaron ser capaces de levantar más peos en pesas que los demás compañeros. Otro experimento realizado por la Universidad de Northwestern (Illinois), se realizó en un centro médico siendo en este caso la indumentaria una bata blanca. Para las mismas tareas unos utilizaron ropa normal y otros se colocaron la vata blanca. Es indudable que esta vestimenta ejerció una influencia, pues los que iban vestidos con vatas cometieron la mitad de errores. La asociación que hacemos entre la ropa y sus atributos, como la relacionamos con determinados aspectos de nuestra cultura nos afecta mucho incluso en el rendimiento que tenemos al realizar una tarea compleja. ¿Os imagináis salir a bailar en pijama? ¿Creéis que bailaríais igual de bien? Es increíble como puede afectar nuestra indumentaria y por eso podemos utilizarla para nuestro provecho y así vestirnos mejor para superar por ejemplo una época de depresión. En 1990 Barbara Fredrickson, profesora de Psicología en la Universidad de Carolina del Norte, descubrió mediante otro experimento que las mujeres que realizaron un examen de matemáticas en bañador lo hicieron peor que las mujeres que se examinaron vestidas con un suéter. Igual que la decoración de nuestra casa influye en como nos sentimos en su interior, la decoración del cuerpo también nos hace sentir más cerca de aquello que queremos ser. Si queremos romper con las normas llevando un atuendo original y desenfadado ayudará a cumplir nuestro objetivo al igual que si tenemos que realizar una tarea muy metódica nos ayudará ir vestidos de forma muy sencilla. Nos gusta explicar a otras y a nosotras mismas quienes somos.

Mucho más que un condicionamiento externo

Se ha seguido indagando en todos los aspectos psicológicos que tiene la ropa en el comportamento para ver si además del valor simbólico o cultural que tienen determinadas prendas, otros factores pueden también afectar. La doctora Karen explica que «otra razón puede estar en la conexión con los recuerdos», ya que si llevamos una prenda que nos recuerda alguna experiencia vivida, este recuerdo puede afectarnos y desencadenar una determinda actitud o emoción. «Cuando nos ponemos una prenda asociada a experiencias felices anteriores, desencadena los recuerdos positivos que, a su vez, provocan la recreación de las mismas respuestas emocionales», dice la psicóloga. «Como adultos, la ropa se convierte en nuestra identidad, y actúa como un receptáculo externo para nuestros recuerdos, nuestros sueños, experiencias y recuerdos que parecen convertirse en la trama misma del tejido de algunas prendas que vestimos. En términos psicológicos, la teoría del aprendizaje asociativo explicaría esto». Elegimos la ropa en función de nuestro estado de ánimo y a su vez esta incide en como nos sentimos, creando una retroalimentación psicológica. Un hombre deprimido se levantará de la cama sin ganas de preocuparse por su aspecto y se pondrá una vieja camiseta, unos pantalones cómodos y no se afeitará. Cuando se mire al espejo y se vea tan poco favorecido, se sentirá aún peor. Karen también recuerda un experimento de 2012, acerca de otro estudio que tenía como finalidad averiguar qué prenda utilizaban las mujeres cuendo estaban decaidas. Este estudio se realizó como encuesta a cientos de mujeres y la mitad respondió que se ponían vaqueros y el 57% aseguraron escoger una camiseta cualquiera que tapase la cintura de sus pantalones. Otros estudios sobre cómo influencia la ropa se han llevado a cabo en los último años pero relacionados de alguna manera con el ámbito laboral. Por ejemplo, cómo «vestir para el éxito». Si vestimos como un jefe es más fácil que los demás puedan vernos como jefes qye si vamos por ejemplo con zapatillas y vaqueros rotos. Los demás nos comienzan a percibir como personas relevantes al ir siempre elegantes y nosotras mismas también comenzamos a dejarnos llevar po nuestro atuendo, de forma que ambas percepciones se sincronizan y ayudan a escalar posiciones en el ámbito laboral.